No acostumbro a morderme la lengua, pero hay ocasiones en las que no le queda a uno más remedio.
Hace seis meses, el Parlamento de Cantabria nos prohibió la entrada al salón de plenos con nuestra cámara para grabar las intervenciones de nuestros diputados. Amparados en un escrito que nunca llegué a ver, se nos dijo que se iba a regular el acceso a la tribuna de prensa, y por supuesto al acceso de las cámaras de televisión.
De esto, como digo, hace seis meses. Con ello, en un primer momento la consecuencia fue que ya no pudimos hacer vídeos sobre el pleno, ya que no disponemos de medios técnicos para capturar la imagen y posteriormente editarla.
Se hizo notar el problema, llegó la Navidad, pasó el inhábil mes de enero, y a finales de febrero, por fin, nos hicieron llegar los DVD´s con el contenido del pleno. El problema es que lo que antes podíamos editar en el momento, ahora, con suerte, podemos empezar a editarlo a media mañana del día siguiente.
Y sin embargo, todo se hubiera podido arreglar mucho mejor, poniendo en nuestro despacho una televisión y un grabador de DVD. Vamos, nada de alta tecnología, ni siquiera un dispendio en estos tiempos de crisis, y menos para un despacho en el que trabajan dos periodistas… no sé, sería lógico tener una televisión.
Actualmente, tras haberse pedido presupuestos y haber hechos todos los trámites necesarios, la petición para que nos faciliten ese material necesario para nuestro trabajo, se encuentra paralizada en no sé que coño mesa que no es capaz de darle salida/autorización.
Espero equivocarme, pero me da, que ya que estamos en abril, y el verano a la vuelta de la esquina ¿qué son otros seis meses más?
Ya os vale.
P.D.: Dentro de seis meses, si es necesario, profundizamos.
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